sábado, 23 de febrero de 2013

La indómita luz

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº. 12, del 15/2/2000 y Nº 13 del 15/3/2000

 Hubo un tiempo muy difícil, muy polémico, de profundas divisiones. El problema: nada más ni nada menos que un pueblo que se quedaba sin energía eléctrica. Dos testigos diarios de estos acontecimientos nos dan su versión de esa época que aún hoy genera algún que otro debate.

Raúl Severini y Arne Sampo son dos antiguos trabajadores de la energía eléctrica de Santa Isabel ya jubilados. Recurrimos a ellos para que nos narren diversos acontecimientos relacionados con sus antiguas tareas, de los cuales no todos tenemos conocimiento. Específicamente hacen referencia a la época en que la electricidad se generaba en nuestra localidad y a hechos derivados de diferencias en la sociedad sobre estas cuestiones.

 La mayoría de los relatos de esta nota transcurren en lo que fuera el ya desaparecido Cine Gardel, demolido a principios de la década del '90 y que estaba situado en la calle General López al 1100. Allí hoy hay un terreno baldío detrás de un tapial con tejas rojas y una edificación de cemento. Al lado están las oficinas de la E.P.E. y la Cooperativa de Agua. La antigua y la nueva usina funcionaron en ese lugar y entre el final de una etapa y comienzo de otra existió un tiempo de candentes discusiones y divisiones con ribetes violentos.

 En casa de Raúl, cerveza mediante, charlamos sobre estos temas.

  ¿Cuando empezaron a trabajar en la usina?
Raúl: Empecé a trabajar en la Sudam el 20 de octubre de 1944. Esta empresa tenia unos motores viejos. Con el Otto-Deuthz de 200 H.P. de 6 cilindros dábamos luz a todo el pueblo a la noche y a medida que mermaba el consumo usábamos los otros: el Savoia, el Otto y el Crosley que era el más chico.
Arne: Yo entré en el '49. Había dejado un trabajo y Caire, que era el encargado, me ofreció trabajar en la usina. Estuve 5 meses a prueba y entre 10 postulantes quedé yo.
  Después vino la Cooperativa Eléctrica. ¿Cuál era el estado de los motores cuando los compraron a la Sudam?
Raúl: La Cooperativa se hizo cargo en el '46. En ese tiempo todavía andaban bien. Eran, si, máquinas vieja que necesitaban muchos cuidados y de las que no se conseguían repuestos.
  ¿El servicio era de 24 horas siempre?
Raúl: Si siempre. Siempre 24 horas. Hasta que la Cooperativa se hizo cargo y después de un tiempo empezaron a romperse las máquinas.
Arne: Cuando entré yo ya habían empezado los problemas. Además los motores ya estaban quedando chicos porque la demanda iba aumentando.
Raúl: Aumentaba, pero no había máquinas para dar luz. Ya habíamos empezado con los cortes.
Arne: Fijate vos que le teníamos miedo a que encendieran dos bombas de riego que había... Y a las panaderías también.
Raúl: Con el Savoia, que ya estaba viejo y no daba más, tirábamos el alumbrado público. Cuando empezaban a trabajar las panaderías, a las 4 de la mañana teníamos que poner otras máquinas.
  ¿Siempre tuvieron las mismas tareas?
Raúl: Siempre. En esa época estábamos en la sala de máquinas. Había turnos rotativos con francos semanales. Yo era maquinista relevante. Trabajaba menos turnos que ellos pero ayudaba al jefe de máquinas que era Aldo Caire. Las cosas empezaron a venirse a menos. Traían motores prestados, equipos marinos chicos... ¡Porque los otros no daban más!...
  ¿Que clase de electricidad producían?
Raúl: Corriente continua. Los motores hacían mover sus correspondientes dínamos.
Arne: Algunos las movían con correa y otros directamente.
  ¿Todo se rompió al mismo tiempo?
Raúl: No, se fue terminando de a poco. Primero se rompió el equipo con que dábamos luz a todo el pueblo, el más grande, el Otto-Deuthz. Se le rompió una biela... después no se conseguían los aros, ya no daba más. Al faltar esto habían alquilado un tractor. Con una correa larga hacíamos andar esa dínamo. Pero el tractor se calentaba... había cada vez más dificultades.
Arne: Eso era ya por el '52 y' 53.
  Mientras tanto comenzaban los problemas políticos...
Raúl: Claro. Empezaron los problemas mecánicos y... con la gente. El directorio de la Cooperativa estaba dividido y el pueblo también, en radicales y peronistas. Los peronistas en ese entonces eran muy fuertes.
Finalmente consiguieron un motor nuevo, el M.A.N. de 300H.P., con generador de corriente alternada. Pero cuando lo estaban por traer y cuando ya lo teníamos adentro, para armarlo y hacerle la base empezaron los líos. Los radicales querían devolverlo y conseguir dos de 150 H.P.
  Pero...con un motor solo no iban a poder dar el servicio sin cortes.
Raúl: Si, pero resulta que ya estaba acá. Se había conseguido casi por casualidad... ¡Como lo ibas a devolver! Se discutió tanto... hasta que al final se instaló.
Arne: Si se hubiesen instalado dos de 150 H.P. de la manera que se modernizó el pueblo a los pocos meses hubiesen quedado chicos.
Raúl: Al poco tiempo de instalado el motor nuevo, Yaco Raimondi trajo una tornería de Venado Tuerto. Ahí también tenían problemas de corriente y acá, en ese momento, teníamos de sobra.
  ¿Cuanto tiempo duró la época de los cortes?
Raúl: En el '50 ya había problemas, no había luz en las calles... y duró hasta el '55 que fue cuando se solucionó.
  ¿A que hora cortaban?
Arne: En cualquier momento. Y dábamos luz por sectores.
Raúl: Claro cortábamos más o menos, desde el mediodía hasta las 2 de la tarde. Después, a la noche. Para las 12 estaba todo a oscuras. Estaba todo parado aunque nosotros hacíamos los turnos igual. A las 6 de la mañana empezábamos otra vez.
  Supongo que al instalarse el equipo nuevo debieron hacer grandes cambios
Raúl: Se hizo la usina nueva, tableros nuevos y también líneas nuevas. Se generaba 220/380 voltios directamente ala línea, sin transformadores. Al M.A.N lo ayudábamos con otro motor, el Buda, que habían comprado para la usina vieja. Se le puso un generador de corriente alternada y lo hacíamos funcionar en horarios de bajo consumo. Pero,¡nos costaba tanto hacerlo arrancar!...
Arne: Un tiempo después se consiguió otro equipo, más grande, el M.W.M., de 500 H.P. y se instaló junto al M.A.N.
Raúl: El pueblo se agrandó, todos pusieron heladeras, bombeadores...Como el M.A.N. ya nos quedaba chico, pasó a trabajar en las horas de bajo consumo y con el M.W.M. abastecíamos al pueblo.
  ¿Cómo manejaban el tema del voltaje en ambas usinas?
Raúl: En la primera, de corriente continua, había un tablero con un reóstato para regular a mano el voltaje. Con los equipos nuevos de corriente alternada había un regulador de voltaje automático.
  Con estos además tenían que observar los ciclos, la frecuencia...
Raúl: Era de 50 ciclos, como ahora. Para acoplar las dos máquinas se usaba un frecuencímetro. Ponías el motor en marcha y regulabas los ciclos con el que ya estaba andando. Desde el tablero se manejaba la velocidad. Una vez igualadas en 50 ciclos las acoplabas y sacabas después la otra para pararla.
  ¿Las dos máquinas juntas no se usaban?
Arne: Si, se podía. Pero casi nunca era necesario.
  ¿Cómo eran los turnos para mantener todo en funcionamiento?
Arne: Cuando yo entré, trabajábamos 8 horas corridas: de 5 de la mañana a 1 de la tarde, de 1 a 9 de la noche y después hasta las 5 de la mañana. Para 1950 ya estaban los convenios y trabajábamos turnos de 6 horas.
Raúl: Eran turnos de 1 sola persona. Teníamos que controlar el agua, el aceite, el voltaje si subía o bajaba...
  ¿Cómo ponían en marcha a los motores?
Raúl: Con aire comprimido. Tanto los viejos como los nuevos. Había un cilindro de arranque para cada uno. Los nuevos además contaban con un compresor.
  ¿Y el sistema de enfriamiento?
Raúl: En la usina vieja teníamos arriba un tanque con agua. El agua pasaba por los motores, enfriaba y quedaba en una pileta. después se la elevaba y caía por una torre de enfriamiento y se la mandaba otra vez al tanque. En la nueva, el sistema era parecido, pero con dos piletas. Una con el agua caliente de los motores y la otra con la ya enfriada en la torre.
  ¿Por qué pararon los motores definitivamente y conectaron con Venado Tuerto?
Raúl: Se rompió una biela del M.A.N. y lo dejaron trabajar como media hora. Entonces el cigüeñal se ovaló. Hicimos todo lo posible con limas, papel de lijas para tratar de hacerlo cilíndrico. Pero... imposible. Había que desarmar todo! Y no había plata para repararlo. Poníamos una biela y no aguantaba ni 4 horas.
Arne: Con un solo equipo no podíamos dar luz, entonces nos prendimos de la línea. Además el consumo ya nos estaba superando otra vez.
  ¿Y que pasó con todos los empleados?
Raúl: A la Cooperativa de Venado Tuerto fueron trasladados Irundino y Jacinto Pozuelo, Horacio Otañe y "Bicho" Marinelli. Arne Sampo, mi hermano Hugo y yo quedamos en redes junto a Cirilo Colomba que hacía ese trabajo. Raúl Paggi y "Tati" Basignani siguieron en la oficina.
Arne: Eso fue en el '63. Los que fueron a Venado, con el tiempo fueron todos jefes. Tal vez por la antigüedad, pero también por la experiencia que adquirieron acá.
 ¿Las usinas siempre estuvieron en el mismo lugar?
Raúl: Si siempre, en la calle General López, al lado de lo que ahora es la oficina de la E. P. E. Adelante estaba el Cine Gardel y detrás la usina, la vieja.
  ¿Podían ver las películas mientras trabajaban?
Raúl: Veíamos algo. Nos dejaban un poquito los postigos abiertos y mirábamos.
  ¿Venían artistas?
Raúl: Si, algunos venían. Uno del que me acuerdo, por ejemplo, es de "Semillita", un actor cómico, narigón, que trabajaba en las películas con Sandrini.
Como lo único que había era el escenario, los artistas se lavaban en el baño de la usina.
Arne: No vimos muchos actores porque al poco tiempo de que empezamos a trabajar el cine cerró. Antes habían venido muchos actores y cantantes pero nosotros no los conocimos.
  ¿Quien era el dueño del cine y teatro?
Raúl: De los que me acuerdo, primero Marín, después tres socios: Bertú, Pinilla y mi papá. Más tarde se dividieron y siguió Pinilla solo, después pasó a manos de Caire y este se lo vendió a unos de Villa Cañás que terminaron cerrándolo.
 ¿Los motores de la usina que estaba detrás del cine no molestaban cuando pasaban las películas?
Raúl: No, era un zumbido, no más. Pero no molestaba.
Arne: Además había una pared que paraba el ruido. Me acuerdo, si, que cuando vivía en el campo y venía al pueblo no podía dormir por el ruido del escape, no estaba acostumbrado.
Raúl: Era característico en el pueblo el ruido de los escapes de los motores.
  ¿La usina nueva en que lugar se instaló?
Raúl: Cuando se compró el primer motor grande, el M. A. N., se dividió el cine. En la parte de adelante, en el hall, se instaló la oficina de la Cooperativa de Luz. En lo que había sido la sala, se sacó el piso de madera y se pusieron mosaicos, se hicieron ventanas, se instalaron los motores y en el escenario se montaron los tableros de controles.
 Siempre he escuchado relatos sobre esa época, en que ya la usina vieja no funcionaba bien y estaban por armar la otra. Especialmente sobre lo ocurrido una noche en que hubo peleas y tiros. ¿Que recuerdan de todo eso?
Raúl: Me acuerdo de esa noche como si fuera hoy. Lo que no recuerdo es la fecha exacta.
Arne: Eso debe haber sido a fines del '54.
Raúl: El directorio de la Cooperativa estaba dividido en radicales y peronistas. Los peronistas querían traer el motor grande, los radicales querían dos más chicos.... Se reunían en la oficina que ya estaba instalada en hall del cine, en la parte de adelante. Toda la gente del peronismo, cada vez que había reunión se quedaban afuera. Había ahí arena, ladrillos y otros materiales para hacer la base del motor que estaba por llegar. No había luz, porque los motores a esa hora de la noche ya no funcionaban y la gente estaba toda ahí, al lado de las ventanas, de las puertas. Adentro discutían fuerte y desde afuera golpeaban las ventanas y puertas. Hasta que una noche se pasaron, uno rompió un vidrio de una trompada y entonces salieron los que estaban adentro.
Mientras tanto, en frente, detrás de un tapial que estaba donde ahora está el galpón grande de la Cooperativa Unión y Fuerza, estaban escondidos algunos radicales. Desde ahí uno tiró unos tiros. También tiraron desde la esquina de lo que ahora es Gutiérrez (Sarmiento y Gral. López). Uno de los peronistas parece que respondió a estos tiros...
  Y hubo un herido...
Raúl: Si, "Aguilerita" la ligó. Un tiempo después murió, pero no debe haber sido por el balazo como algunos dijeron, fue una complicación de una peritonitis. El estaba de mirón, como todos los demás, en la puerta de la sastrería de Varela, que le alquilaba a la Cooperativa de Luz y que ahora es la oficina de la E. P. E. Te podés imaginar, hubo trompadas, tiros... y todo en la oscuridad.
Arne: Ibamos todos a curiosear, nos metíamos en la sastrería... Estaba todo lleno de gente ahí.
Raúl: Eso fue en la época en estaban haciendo la sede del Club Belgrano y alquilaban en la esquina de 25 de Mayo y Gral. López.
Esa noche yo entraba a trabajar a las 12, porque hacíamos los turnos aunque no encendíamos las máquinas. Salí de mi casa (25 de Mayo 1255) y cuando cerré la puerta sentí los tiros. Me imaginaba ya que algo pasaba. Me quedé un rato a ver si Rosita, mi mujer, había escuchado, pero como no dijo nada me fui. Cuando estaba pasando frente a la obra del Club Belgrano, todo en plena oscuridad, siento que vienen unos cuantos corriendo, entre ellos mi hermano Huguito. "¡No vayas, no vayas que están a los tiros!", me decían.
Igual fuí, más despacio. Ya no había más tiros, pero había un lío bárbaro. Unos discutían y peleaban en una esquina. ¡Estaban autoridades, el comisario...! ¡Un grupito por acá, otro por allá...! Un lío bárbaro!
Cirilo Colomba no se por que razón estaba de turno. Cuando llegué le habían dado la orden de poner en marcha uno de los motores para dar luz a una sección de la calle. Así que hicimos arrancar al Otto para iluminar ese sector.
Eran las 6 de la mañana, cuando ya me iba a dormir, y todavía había gente discutiendo y comentando...
  ¿Además de trabajar en la usina ustedes hicieron otras tareas?
Arne: En 1963 se hizo la conexión con la línea de Venado Tuerto, cerró la usina y pasamos a trabajar en redes.
  Recuerdan algunos trabajos?
Raúl: En ese año se inauguró la primera iluminación con lámparas de gas de mercurio. Después, en 1968, se mejoró esta iluminación pero ya con columnas como las que vemos ahora.
  ¿Alguna vez estuvieron en una situación muy peligrosa mientras trabajaban? 
Raúl: Una de las más peligrosas y que más me acuerdo ocurrió frente a la iglesia. Estábamos nosotros dos con Cirilo Colomba que había subido a un poste. No se cómo, tocó los cables con el brazo y la descarga eléctrica le hizo perder el conocimiento. Enseguida cortamos la corriente, pero hubo que bajarlo, porque estaba desmayado y atado con el cinturón. Mientras tenían la escalera llegué hasta arriba, lo desaté y bajamos despacito. Cuando estuvimos abajo lo cargamos en el camión y lo llevamos del Dr. Sylvester que lo atendió enseguida.
  Más adelante la Cooperativa le cedió el servicio a la E. P. E. ¿Ustedes siguieron trabajando?
Arne: Si. Fue en 1974. Primero era la D. P. E. (Dirección Provincial de la Energía) y más adelante pasó a ser la E. P. E. (Empresa Provincial de la Energía)
Raúl: Cuando tomó el servicio la D. P. E. yo pasé a ser jefe de redes de 2ª y encargado del servicio. Por eso me jubilé como jefe de redes, con 38 años de servicio.
  A veces se piensa que ustedes tienen muchos privilegios...
Raúl: Y, son los convenios colectivos de trabajo. Nosotros no pedimos nada, vino todo. Lo hacían los del gremio. Algunos de esos bene-ficios, después de jubilados los seguimos teniendo y otros ya no.
Arne: Aparecieron en la primera época de Perón. El gremio antes no existía y pasó a ser uno de los más fuertes.

 En el lugar donde funcionaron las usinas podemos encontrar aún hoy vestigios de esa actividad brotando a flor de tierra. Son las bases de cemento de aquellos motores que tanto dieron que hablar hace unos 50 años. Es parte de la historia de Santa Isabel que se niega a ser olvidada.
 
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 Rosita Pellegrini, la esposa de Raúl, nos cuenta algunas anécdotas referidas a la vieja usina.

"Cuando nos casamos fuimos a vivir a una casa que alquilamos, que está atrás de la de calle San Martín 1143. El patio se conectaba con el de la usina a través de una abertura en el tejido, así que Raúl, para ir a trabajar, pasaba por ahí. 

Una noche que él estaba de turno se sintió una explosión impresionante y se cortó la luz. Fuí a ver, muy asustada, lo que pasaba. Pasé por ahí, en camisón, pensando que algo malo había ocurrido, estaba desesperada y no podía creer lo que me decían los que ya habían llegado, que Raúl no tenía nada. ¿Que pasó? Se había cortado una correa de un motor y había golpeado contra el techo de chapa haciendo un ruido que asustó a todos."

"Hubo un tiempo en que uno de esos motores viejos andaba muy mal, tiraba hollín y aceite por el caño de escape. Las vecinas de la manzana iban a reclamar a la usina porque no podían tender la ropa que siempre quedaba negra, toda sucia. Teníamos que lavarla otra vez. Como no había solución escuchábamos si andaba o no ese motor, al que ya le conocíamos el ruido. Cuando lo paraban tendíamos la ropa y estábamos atentas a que arrancara para juntarla."



 La usina nueva a fines de los años '50 con los últimos y más grandes equipos que funcionaron allí: a la izquierda el "M.A.N." y a la derecha el "M.W.M."

Instalando las primeras lámparas de gas a mercurio del alumbrado público en la esquina de Belgrano y Sarmiento a principios de la década del '60. Subidos a la escalera Cirilo Colomba y Raúl Severini. 

 Los comandos de la usina nueva fueron instalados en lo que fue el escenario del "Cine Gardel" .

Puerto de Buenos Aires. Un camión de Santa Isabel listo para trasladar la caja que contiene el equipo alemán "M.W.M". Arriba de ella, de izquierda a derecha: Luis y Juan Balassonne, Norberto Ricordi y Raúl Severini.

 Raúl Severini en la década del '40 junto a uno de los motores de la usina vieja.













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