miércoles, 27 de febrero de 2013

Juan Carlos Capello. Por amor a la pintura y a la danza.

Publicado en "Acercar a la Gente" Nº 24 del 01/03/2001

Tratar de resumir la trayectoria de Juan Carlos Capello es una tarea sumamente difícil. Son tan interesantes y abundantes sus vivencias, viajes y conocimientos, que nada parece ser desechable a la hora de organizar, en palabras escritas, todo lo que nos cuenta.

Cientos de fotografías, recortes de diarios y revistas especializadas, afiches de lejanos teatros, catálogos y pinturas de su manufactura, atestiguan su calidad como artista plástico y bailarín clásico.

A pesar de su vastedad, la obra de Capello permanece ignorada para una buena parte de los habitantes de Santa Isabel, lugar que conoce desde niño y donde ha establecido una de sus residencias.
   ¿Por qué está conectado a Santa Isabel?
=Mi mamá era de apellido Costas, nació aquí. Y aquí conoció a mi papá, un inmigrante italiano, de Turín. Se casaron en Santa Isabel y fueron a vivir a Buenos Aires, pero mis hermanas nacieron aquí. Yo nací en Buenos Aires en 1948. Mamá adoraba este pueblo, por eso todos los veranos veníamos dos o tres meses a visitar a la familia. A la tarde, a la hora de la siesta ibamos al campo, y esas eran nuestras vacaciones. En ese tiempo Santa Isabel era distinto, las calles eran de tierra y la gente más buena, me parece.
  ¿Como comenzó su relación con el arte?
= Comencé a pintar a los 3 años y a los 10 gané mi primer premio. A los 13 continué los estudios con María Luisa Boucau de Cires, con la que adquirí definitivamente la técnica impresionista, que ha sido un sello en todas mis obras. Entonces comencé a ganar premios y a pintar más. Pintaba y no hablaba de otra cosa que no fuera pintura, siempre fui muy obsesivo por el arte y por el estudio. Durante el colegio secundario hacía pintura y danza, hasta que un día me decidí a no estudiar veterinaria, como pensaba, y entré en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón.
  ¿Quienes fueron sus maestros allí?
=Ahí había un gran maestro ruso, Wasil Tupin, que era una estrella del Teatro Colón. Pertenecía a lo que se llamó la época de oro del Colón. Fue una época de estrellas, todos los que salían al escenario eran personalidades de la danza. Yo llegué en los últimos 10 años de esa época y me formé con esa gente. También me formé con, Aída Mastrazzi y María Ruanova.
  ¿Como continuó su carrera de bailarín?
= La primera vez que me largaron al escenario del Colón, en la década del '60, fue con un rol muy chiquito. Ese día fui tan temprano al teatro que no había nadie y antes de que se levante el telón, cuando escuché la música, creí que me moría de miedo. A partir de ahí me empezaron a dar papeles más importantes hasta que en 1971 bailé un gran rol cuando vino Rudolf Nureyev y estrené Cascanueces. Esa fue la primera vez que hicieron un traje especial para mi.
Bailé en el Teatro Colón y también en el Teatro Argentino de La Plata. A finales del '71 una bailarina que había estudiado conmigo me tentó con ir a Bélgica. A la semana ya estaba bailando para una compañía de la ciudad de Charleroi. Era la compañía más importante de ballet clásico de Bélgica en esa época. Con elle hice giras por las principales ciudades de ese país y también en Holanda y Alemania.
Ahí comenzó la parte fuerte de mi carrera, unos 10 años, cuando se dio la gran actuación junto a la belleza y la técnica. Después uno va dando menos, pero bailé alrededor de 25 años en todo el mundo.
En Bélgica estuve un año nada más.
  ¿Y luego donde continuó su carrera?
= En 1972 fui a Francia, donde hice una carrera hermosa. En la Ópera de Niza bailé siempre como primer solista. Allí, después de un espectáculo subió a felicitarme, ya mayor, Serge Lifar, gran bailarín francés de origen ruso, que estuvo entre los 3 más grandes del mundo de la época. De Mónaco, vino a ver mi espectáculo Grace Kelly. En Niza también bailábamos en Arenes de Cimiez, un anfiteatro de la época romana. Ahí bailé como primer solista de la Ópera de Niza con las estrellas del Ballet Ruso e hice muchas veladas de gala.
Después me fuí al norte de Francia, bailé en el Teatro de Las Artes de Ruán (Rouen) donde también estuve mucho tiempo. La mejor parte de mi carrera transcurrió entre Ruán y Niza. Hicimos muchas giras y así pude conocer muy bien Francia y aprender el idioma.
   Guarda buenos recuerdos de Francia...
= El teatro que más quise fue la Ópera de Niza. Cuando me fuí lloré. Nunca salí a un escenario con tanto amor. Bailé en muchos escenarios, pero lo mejor sucedió allí, porque en ese momento mi físico estaba en el esplendor de los 22, 23 años y tenía la técnica y la expresión a pleno. Además es una ciudad muy linda, con buen clima. Frente a la Ópera está el mar y cuando terminábamos de bailar cruzábamos la calle y nos tirábamos al Mediterráneo. Mi departamento tenía dos salidas, una escalera salía al mar y otra a la calle, frente a la Ópera . Yo creo que fue la parte más linda de mi vida. Pero en Ruán hice roles de primer bailarín muy, muy importantes.
  ¿Y luego de Francia?
= Volví a la Argentina, al Teatro Colón, y ahí bailé mucho tiempo, hasta el final de mi carrera.
En el Teatro Colón fuí primer intérprete, no primer bailarín. Creo que vine al mundo para ser primer intérprete. El primer bailarín se acaba fácilmente porque cuando no salta o no gira más, cuando se pone viejo, se acaba. Siempre conocí mis límites, pero mi fuerte fue la interpretación, ahí no le tenía miedo a nadie, ni donde fuese. Y también me caracterizaron los saltos, en los que me destacaba.
El primer intérprete puede interpretar y bailar siempre, en cambio el primer bailarín es técnica nada más, es virtuosismo. En nosotros todo es una actuación que está alrededor del primer bailarín. Los primeros intérprete somos muy importantes porque no solo debemos interpretar sino además tener la misma técnica que el primer bailarín. Hacemos los mismos pasos, giros y saltos.
  ¿Cómo fue su retiro de la danza?
= Me retiré con el Lago de los Cisnes . En la última parte hice una diagonal y cayó el telón. En los cincuenta metros de esa diagonal llené el escenario del Colón de lágrimas. Mis compañeros y compañeras me regalaron una medalla de oro. Porque he tenido una buena relación con la gente del Colón. Cada tanto vuelvo, para alimentar el ego, porque todos me besan y me abrazan.
  Háganos una síntesis de su carrera como bailarín.
= Bailé en diez países de Europa y Latinoamérica, hice ochenta y ocho estrenos internacionales, que es muchísimo, y actué en 36 ciudades importantes del mundo. Las orquestas con las que actué las dirigieron muchos argentinos, algunos ingleses pero la mayoría franceses. Los más conocidos y los más importantes.
La realicé en 25 años. Si bien a los 28 años de edad comienza el declive físico, yo
  ¿Mientras tanto siempre continuó con la pintura?
= Siempre. Paralelamente a la danza, continuaba pintando y perfeccionán-dome, como lo hice en la Escuela de Bellas Artes de Niza. No solo pinté y expuse en Europa sino que también lo seguí haciendo en Argentina o en Brasil.
  ¿Como explicaría sintéticamente en que consiste el baile clásico?
=Se interpreta un determinado argumento por medio de la danza. Puede durar apenas unos minutos y con una sola persona, o puede durar 3 o 4 horas y con mucha gente bailando. También hay ballet sin argumento, solo técnica. Casi siempre está la orquesta, aunque en las giras del Colón o en las de Europa las hacíamos con grabaciones, y no cambia en nada. Pero la gran mayoría se hace con orquesta.
  ¿Cual fue su última actuación internacional?
= En Italia actué poco antes de terminar mi carrera. Me invitaron como primer bailarín en 1991, esa fue la última vez que bailé como primero. Pero ya estaba grande, igual me aplaudieron mucho, me tiraron flores... Eso fue en Senigallia, frente al Adriático.
  ¿Y ahora continua bailando?
= He dejado absolutamente todo. Me invitan cada tanto a algún lugar. Por ejemplo en los últimos 10 años he trabajado en Italia dictando cursos. De aquí en más creo que voy a pintar cuadros, que es lo que me gusta, y a dictar cursos de danza y pintura.
  ¿Que es lo peor que le ocurrió sobre un escenario?
Nunca tuve percances en escena. Solo recuerdo una vez, en el Colón, que perdí por un momento la memoria, no me sentía bien. Pero salí tan bien de la escena que nadie se dio cuenta, ecepto la directora.
  ¿Y lo mejor?
= Fueron muchos los buenos momentos. Pero recuerdo una obra en la que interpreté un personaje, el Dios de la Noche, todo de negro, con una capa muy larga y fina que la llevaba el viento. Salía sin música y bailaba hasta que me iba de la escena. En uno de los momentos debía quedarme en equilibrio sobre el pie derecho. El director me dijo "quedate hasta que te acalambres", y así lo hice. Y todo el mundo dijo que nunca habían visto un ballet sin música y un bailarín con tanto equilibrio. Mi mamá me fue a ver ese día y le encantó.
  Al salir a escena ¿Siguíó sintiendo el mismo miedo de la primera vez?
= Si, se siente el mismo miedo. El miedo siempre está, todo el mundo siente miedo, como si te fueran a matar, es el miedo a fallar. Nunca se me ocurrió pensar que podía fallar como primer intérprete, tenía miedo a fallar en otras cosas que no eran mi fuerte.
  ¿Qué clase de preparativos se realizan antes de salir?
=Se hace una clase de una hora. No se puede salir frío porque podés tener un desgarro. Cuando se termina la clase te maquillás, te vestís, etc. Si tenés que maquillarte mucho a veces empezás hasta dos horas antes del espectáculo. Hay mucho trabajo, por eso hay mucha gente trabajando: maquilladores, sastres, especialistas en pelucas, etc.
  ¿Cómo es el público en este tipo de espectáculos?
=En las funciones de gala, que son de etiqueta, la gente aplaude poco. En la que aplauden mucho es en las funciones comunes y la gente de arriba, que es la gente común, es la que más sabe. En las funciones de gran abono también va gente que no entiende mucho, paga 500 dólares la platea, aplaude muy poco, y hasta hacen algunos negocios. Pero en las funciones ordinarias, con público de ballet, la gente aplaude, tiran flores y hasta papelitos desde arriba. Arriba es muy barato, no se ve tan bien pero se escucha mejor que abajo. La cultura y la riqueza no siempre van juntas, hay de todo, ricos cultos y no cultos, y con los pobres ocurre lo mismo también.
Lo ideal es el tercer palco, para ver bien y escuchar. El Colón tiene una acústica muy buena, es famoso por eso y por la belleza arquitectónica y artística. En su escenario bailaron los más grandes del mundo.
  ¿Es un ambiente muy competitivo?
=A mi nunca me interesó ser el mejor desde ningún punto de vista, porque el mejor no existe en nada, uno se destaca en alguna cosa y en otras no. Ahora el pensamiento del argentino es que si no sos el mejor no valés. Se puede valer y hacer una trayectoria como lo hicieron muchos en el Colón. Hubo maravillas que no llegaron a ser primeras figuras.
Si no se trabaja el éxito no viene solo, a mi me costó mucho. Cuando aprendés todo ya te vas, por que la vida es corta, para todos, para el presidente o para el que limpia el piso. La vida es nada y se te va de las manos.
  ¿Por qué decidió vivir en Santa Isabel? 
=Decidí quedarme a vivir aquí porque me encanta, porque siempre lo pensé así:"cuando no baile más me voy a ir a vivir a Santa Isabel". Aunque viajo, este lugar me gusta mucho. Y algo muy importante: aquí me llevo bien con todos mis tíos, tías y primos.
  ¿Sus pinturas están en venta?
=No tengo interés en vender. Sí en guardar cosas para hacer un museo o algo así en Santa Isabel, dejar algo en el lugar de origen. Mi ciudad fue Buenos Aires, porque allí nací, estudié y trabajé, todo se lo debo a Buenos Aires, pero me gusta estar mucho en Mar del Plata y vivir en Santa Isabel.




 Algunas pinturas pertenecientes a la vasta obra de Juan Carlos Capello:
 
 
 
 
 






































Distintos momentos de la carrera de Juan Carlos Capello como bailarín clásico:                    *

1 comentario:

  1. Que trayectoria, admirable. Que lindo ver a un gran bailarín caminando por mi pueblo. Toda una fuente de sabiduría para quien ama el mundo inagotable de la Danza.

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